Se alcanzó una importante mejora de eficiencia energética en el sistema de aspiración primaria de convertidores.
Los ventiladores de tiro inducido (VTI) son equipos críticos en los sistemas de aspiración de la acería. Estas máquinas, tienen una alta exigencia de utilización y en muchos casos se mantienen encendidos y funcionando a altas RPM durante largos períodos de tiempo, o bien, de manera permanente.
Parte de estos equipos están a cargo de Nahuel Chiodo, ingeniero de procesos de acería que tiene a su cargo convertidores, planta de agua y la gestión ambiental respectivamente. Desde su llegada al sector hace dos años, con foco en la reducción de las emisiones de los convertidores, se llevó adelante un proceso de ajuste de los VTIs. Durante este proceso, Nahuel se detuvo a observar el comportamiento del ventilador durante la operación del convertidor. “Durante esta etapa, observando cada VTI pude identificar que los equipos funcionaban de manera diferente y que había oportunidades de ajuste para mejorar su funcionamiento. A partir de ahí, el paso siguiente fue hacer un estudio de cómo debiera ser la operación del ventilador según la etapa del proceso de convertidor”, expresó Nahuel.
Los convertidores, en su proceso, poseen cuatro etapas características:
-Carga de chatarra y arrabio
-Soplo del convertidor
-Colado del acero a la cuchara
-Vuelco de la escoria al pote
Cada etapa particular requiere medidas de proceso/operación y medioambientales, diferentes regulaciones de la aspiración primaria, la cual es controlada principalmente por el VTI.
Antes de hacer los ajustes, Nahuel convocó al team de eficiencia energética, y trabajando en equipo, se pudo analizar el consumo histórico de los VTI para establecer un “punto cero” de medición, de modo que se pueda analizar si los ajustes aplicados en los PLC arrojaban resultados positivos en términos de ahorro de energía. Francisco Rassi, ingeniero de Eficiencia Energética, se integró rápidamente al proyecto. “A raíz de la inquietud de Nahuel pudimos investigar los datos y teníamos información muy precisa sobre el comportamiento energético histórico de estos equipos. Eso nos facilitó entender si a raíz del ajuste de funcionamiento podíamos hallar alguna oportunidad de ahorro de energía”.
Después de realizar el ajuste en el PLC, se inició la medición, revelando una reducción significativa de 1,35 a 1,15 MWh por colada. Esto representó un ahorro de energía de 0,2MWh por colada, equivalente a 3.000 MWh al año. En términos económicos, el ahorro alcanza aproximadamente 240.000 dólares al año, dependiendo del valor de la energía eléctrica correspondiente a los distintos períodos.
Esta mejora en la eficiencia del proceso implica además beneficios ambientales. El ahorro de energía eléctrica contribuye a reducir la huella de carbono y representa una disminución de 850 toneladas de CO2 emitidas al año.